AHORA QUE LLORA EL SOL PORQUE TE HAS IDO,
mi soledad tropieza en el espejo,
y veo lo que soy: puro aparejo
del ser humano que, a tu lado, he sido.
Un negativo, solo, desvaído
de aquel que se nutria del reflejo
de tu amorosa luz. Un árbol viejo
de hormigas de nostalgia recorrido.
Me aseguran los bienintencionados,
que pronto volveré a ser como era
y que, sin duda, reharé mi vida.
Y así podría ser, si es que, acabados,
de su senda, los pasos, a tu vera,
no fuera ya mi senda concluida.
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